El Jardín de las delicias
El jardín de las delicias
Para bien y para mal, El Jardín de las delicias se ha convertido en una de las obras más importantes y enigmáticas de la humanidad. Es una de las 15 pinturas más influyentes de la historia del arte y es la única del renacimiento nórdico que alcanza esa fama, a pesar de no ser, expresamente, una obra con motivos religiosos.
Se cree que fue pintado entre los años 1490 y 1500 y no hay duda alguna acerca de su autoría. Aunque no está firmada y no existe ningún soporte literario que lo demuestre, es una obra realizada por el holandés Jheronimus Bosch – conocido como El Bosco – por expreso encargo de Engelbrecht II de Nassau como ornamento para el Palacio de Coudenberg en Bruselas.
A partir de ahí, solo existen conjeturas. El enorme tríptico de 220 × 389 cm, compuesto de una tabla central de 220 cm × 195 cm y dos laterales de 220 cm × 97 cm cada una, pintadas por ambos lados que cierran sobre la tabla central, para contar una historia cuya conclusión, varios siglos después, no existe; puede que encierre el verdadero legado del autor: enredar deliberadamente los símbolos de una época para confundir a todas las siguientes.
Una lectura aproximada en la historia
Cerrado, el tríptico representa, en grisalla, el tercer día de la Creación del mundo, cuando se separaron las aguas de la tierra y se creó el Paraíso terrenal. Arriba, a la izquierda, aparece Dios Padre como Creador, según indican dos inscripciones en latín, una en cada tabla: Él mismo lo dijo y todo fue hecho; Él mismo lo ordenó y todo fue creado (Salmos 33, 9 y 148, 5).
El cuadro se abre y se lee como un libro, de izquierda a derecha, a lo largo de tres paneles, realizados en brillantes colores contrastantes con la grisalla, que describen tres escenas cuyo denominador común se cree es el pecado: se crea en el Paraíso, (panel izquierdo) se desarrolla ampliamente en el panel central y se castiga en el tercer panel, a la derecha. O por lo menos eso es lo que sus estudiosos han establecido a partir de sus interpretaciones, ya que se desconoce el título, si alguna vez tuvo alguno. Si se supiera cómo se llama, quizá fuera algo más sencillo descifrarlo; pues el sentido, tanto general como de cada detalle, podría ser interpretado a partir de un título dado por el autor, si este fuera descriptivo.
Detalles que revelan los secretos de la pintura
La única certeza
En el panel de la izquierda, el primero, la escena transcurre en El Paraíso terrenal; si la intención era moralizante y religiosa o, si al contario, tenia dejos satánicos o esotéricos, nadie tiene duda alguna en que los tres personajes están claramente definidos: el de barba es Dios, el hombre es Adán y la mujer es Eva.
El paraíso engañoso
La tabla central parece una continuación de la idílica escena descrita en el panel izquierdo en la que Dios presenta a Adán y Eva y sugiere la orden bíblica de “creced y multiplicaos”, tiene un paisaje unificado, dotado de una línea de horizonte muy elevada que beneficia el amplio desarrollo de la composición, distribuida en tres planos superpuestos, repetido a lo largo de las tres tablas que lo conforman.
Sin embargo, este panel central representa el mayor desorden. El hombre conoce la lujuria y empieza a irle mal al saborear los placeres. Aunque nadie sabe qué quiso decir Bosco, la advertencia parece clara cuando se lee el tercer panel.
Los animales desconocidos
Aunque no hay referencias concretas, siempre ha llamado mucho la atención los animales “exóticos” del panel central que rodean la fuente de la vida; pues, es imposible que los haya visto, África aun no existía para los europeos. Se presume que los copió de los cuadernos de viaje de Cyriacus d’Ancona, el padre de la arqueología moderna.
La pista de la piña
En el panel central, El Bosco pintó una piña, fruta desconocida para la época, traída por Cristóbal Colon de sus viajes a América y rápidamente popularizada. A diferencia de los animales mitológicos que Bosco pudo haberse copiado, era imposible que la piña estuviera a su alcance. Entonces, si él no inventó la piña, el cuadro fue pintado después de 1492.
El acecho del demonio
Muy a menudo se repite, en el panel central, la imagen del búho. En el siglo XV este animal representaba al mal, significaba una presencia demoníaca ante la cual el ser humano debía estar alerta. El Bosco lo entendió mucho antes que todos nosotros
Tres detalles técnicos.
El roble que lo soporta
Aunque el estudio dendrocronológico ayuda bastante a establecerle fecha de origen, se presume que las tablas de roble sobre las que se pintó estuvieron cerca de 50 años guardadas en proceso de secado y que a esa circunstancia se le debe su tamaño descomunal.
¿La primera impresión fine art de la historia?
La obra del Bosco, en general, se conserva en muy buen estado. Se debe a que los pintores de la época, en especial Jan Van Eyck y El Bosco usaron aglutinantes para mejorar la calidad de las pinturas al óleo, logrando una mejor adhesión de los pigmentos. Como si se tratara de una impresión Giclée, mejoraron las tintas y los soportes y eso influye notablemente en sus más de 500 años de existencia.
El placer de no ser interpretado
Por años, El Jardín de las delicias ha escapado a todo análisis y es tan solo una obra que despierta emociones insuperables, pintado para desafiar – de manera deliberada – todo intento de interpretación.
Erwin Panofsky, uno de los más famosos historiadores de arte, dice en su libro, Los primitivos flamencos:
- Pese a todas las investigaciones, no puedo evitar sentir que el verdadero secreto de las pesadillas magníficas de El Bosco no han logrado revelarse; tan solo hemos abierto algunos agujeros en la puerta de una habitación cerrada, pero, de alguna manera parece que no hemos descubierto la llave
En COLOR3ARTE sabemos que no la descubriremos nosotros; pero, la idea de trabajar con secciones de esta obra fascinante ha estado en nuestros planes desde el principio, ahora, con las distancias y el respeto debido, nos atrevemos a lanzar una colección de detalles de la obra, impresos en técnica Giclée y papeles de extrema calidad para acercarte a la magnífica belleza de esta obra porque, después de todo, imprimir fine art consiste en trabajar con lo mejor del arte y ponerlo a tu alcance.
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